Monday, September 21, 2009

Algo se trae bajo el poncho.

Hacía demasiado calor para mangas largas y camisa con cuello cerrado. La cabeza se escapaba, roja y mojada; las manos hacían fuerza para liberarse de los puños impecables.

Me miró con ojos intensos, aunque un poco abotagados.

- Nadie me cree, dijo, antes de que le preguntara nada.

Después, comenzó a desabotonarse la camisa con morosidad. Me dio tiempo de agarrar el machete con mango de paraguas –una antigualla ridícula pero útil- y se lo clavé en el pecho. Siseó con sorpresa y cayó muerto.

- No me fío de quienes quieren la cita pasado el mediodía, cuando reina la siesta.

No comments: